Tú escogiste el vestido de mamá. Era negro.

¡Desde profundos abismos, oye mi voz!

Fe mía (Pedro Salinas)

No me fío de la rosa
de papel,
tantas veces que la hice
yo con mis manos.
Ni me fío de la otra
rosa verdadera,
hija del sol y sazón,
la prometida del viento.
De ti que nunca te hice,
de ti que nunca te hicieron,
de ti me fío, redondo
seguro azar.

Un minuto de silencio

Volver al jardín por la tarde
abrazarte entre los arbustos
quemar la base
Y decir un dos tres por ti.

Cierras los ojos y tragas de un bocado la hostia de tu linaje.

Nada entienden ellos de los vivos.

Fueron vasos de unicel unidos por cuerdas de caña, las subidas en bicicleta y las frentes raspadas.

"¿De dónde viene esta floración?".
Del tiempo.
"No. De tu necesidad de recordar lo que nisiquiera recuerdas".

Empieza el show. Ya está listo. Te sientas para ser el público. Ahora puedes aplaudir.

Con hilos de oro
la muerte
no se echa de el sillón

Anhelabas ser como ella, relinchar en la tormenta, cruzar a nado los mares del continente.

Muerte no contiene a los fantasmas, de los vivos.

no es un juego. Será la última vez que nos dejen pasar tarde.

Fe mía (Pedro Salinas)

No me fío de la rosa
de papel,
tantas veces que la hice
yo con mis manos.
Ni me fío de la otra
rosa verdadera,
hija del sol y sazón,
la prometida del viento.
De ti que nunca te hice,
de ti que nunca te hicieron,
de ti me fío, redondo
seguro azar.

Cierras los ojos y tragas de un bocado la hostia de tu linaje.

Tú escogiste el vestido de mamá. Era negro.

Volver al jardín por la tarde
abrazarte entre los arbustos
quemar la base
Y decir un dos tres por ti.

¡Desde profundos abismos, oye mi voz!

Nada entienden ellos de los vivos.

Empieza el show. Ya está listo. Te sientas para ser el público. Ahora puedes aplaudir.

Con hilos de oro
la muerte
no se echa de el sillón

Un minuto de silencio

Fueron vasos de unicel unidos por cuerdas de caña, las subidas en bicicleta y las frentes raspadas.

"¿De dónde viene esta floración?".
Del tiempo.
"No. De tu necesidad de recordar lo que nisiquiera recuerdas".

Anhelabas ser como ella, relinchar en la tormenta, cruzar a nado los mares del continente.

Muerte no contiene a los fantasmas, de los vivos.

"¿Y cómo desde ahí, desde ese borde, ese grito contenido, desde esa despeñada infancia se extiende un reino?"

no es un juego. Será la última vez que nos dejen pasar tarde.

Extiende la madeja umbilical. Busca el hueco en la cabeza de una aguja. ¿Quieres que te la cosa? Estiras los pies sobre la cama. Cósela para que me acompañe en la luz, porque en la oscuridad no la necesitas. Cose de una vez este saco desfundado. Lo precisas para jugar.

Están las palomas, aletean. Fin del minuto. Silencio. Cientos de palomas vuelan hacia mí, me cagan encima.

¿Te vas a casar?

¿Cuándo?
Pronto
¿Con quién?
Conmigo
¿Quién eres?
Papá

No estabas llorando por madre.
Llorabas porque no puedes pegar tu sombra.
De todos modos, no estabas llorando
(Peter Pan, Primer acto)

Pero te reconocen,
Eres el violín de todas las canciones,
escuchas palmadas de oro desde el camerino.

Se les paga con memoria, moneda inestable de cada día.

Fe mía (Pedro Salinas)

No me fío de la rosa
de papel,
tantas veces que la hice
yo con mis manos.
Ni me fío de la otra
rosa verdadera,
hija del sol y sazón,
la prometida del viento.
De ti que nunca te hice,
de ti que nunca te hicieron,
de ti me fío, redondo
seguro azar.

Cierras los ojos y tragas de un bocado la hostia de tu linaje.

Nada entienden ellos de los vivos.

Tú escogiste el vestido de mamá. Era negro.

Volver al jardín por la tarde
abrazarte entre los arbustos
quemar la base
Y decir un dos tres por ti.

Empieza el show. Ya está listo. Te sientas para ser el público. Ahora puedes aplaudir.

Con hilos de oro
la muerte
no se echa de el sillón

Fueron vasos de unicel unidos por cuerdas de caña, las subidas en bicicleta y las frentes raspadas.

"¿Y cómo desde ahí, desde ese borde, ese grito contenido, desde esa despeñada infancia se extiende un reino?"

Extiende la madeja umbilical. Busca el hueco en la cabeza de una aguja. ¿Quieres que te la cosa? Estiras los pies sobre la cama. Cósela para que me acompañe en la luz, porque en la oscuridad no la necesitas. Cose de una vez este saco desfundado. Lo precisas para jugar.

¿Te vas a casar?

¿Cuándo?
Pronto
¿Con quién?
Conmigo
¿Quién eres?
Papá

¡Desde profundos abismos, oye mi voz!

Anhelabas ser como ella, relinchar en la tormenta, cruzar a nado los mares del continente.

Muerte no contiene a los fantasmas, de los vivos.

no es un juego. Será la última vez que nos dejen pasar tarde.

Se les paga con memoria, moneda inestable de cada día.

Un minuto de silencio

Están las palomas, aletean. Fin del minuto. Silencio. Cientos de palomas vuelan hacia mí, me cagan encima.

No estabas llorando por madre.
Llorabas porque no puedes pegar tu sombra.
De todos modos, no estabas llorando
(Peter Pan, Primer acto)

Pero te reconocen,
Eres el violín de todas las canciones,
escuchas palmadas de oro desde el camerino.

Cierras los ojos y tragas de un bocado la hostia de tu linaje.

Fe mía (Pedro Salinas)

No me fío de la rosa
de papel,
tantas veces que la hice
yo con mis manos.
Ni me fío de la otra
rosa verdadera,
hija del sol y sazón,
la prometida del viento.
De ti que nunca te hice,
de ti que nunca te hicieron,
de ti me fío, redondo
seguro azar.

Nada entienden ellos de los vivos.

Tú escogiste el vestido de mamá. Era negro.

Volver al jardín por la tarde
abrazarte entre los arbustos
quemar la base
Y decir un dos tres por ti.

Fueron vasos de unicel unidos por cuerdas de caña, las subidas en bicicleta y las frentes raspadas.

Empieza el show. Ya está listo. Te sientas para ser el público. Ahora puedes aplaudir.

Anhelabas ser como ella, relinchar en la tormenta, cruzar a nado los mares del continente.

Muerte no contiene a los fantasmas, de los vivos.

¡Desde profundos abismos, oye mi voz!

Cierras los ojos y tragas de un bocado la hostia de tu linaje.

Fe mía (Pedro Salinas)

No me fío de la rosa
de papel,
tantas veces que la hice
yo con mis manos.
Ni me fío de la otra
rosa verdadera,
hija del sol y sazón,
la prometida del viento.
De ti que nunca te hice,
de ti que nunca te hicieron,
de ti me fío, redondo
seguro azar.

Nada entienden ellos de los vivos.

Tú escogiste el vestido de mamá. Era negro.

Volver al jardín por la tarde
abrazarte entre los arbustos
quemar la base
Y decir un dos tres por ti.

Empieza el show. Ya está listo. Te sientas para ser el público. Ahora puedes aplaudir.

Con hilos de oro
la muerte
no se echa de el sillón

¡Desde profundos abismos, oye mi voz!

"¿Y cómo desde ahí, desde ese borde, ese grito contenido, desde esa despeñada infancia se extiende un reino?"

Un minuto de silencio

Fueron vasos de unicel unidos por cuerdas de caña, las subidas en bicicleta y las frentes raspadas.

Extiende la madeja umbilical. Busca el hueco en la cabeza de una aguja. ¿Quieres que te la cosa? Estiras los pies sobre la cama. Cósela para que me acompañe en la luz, porque en la oscuridad no la necesitas. Cose de una vez este saco desfundado. Lo precisas para jugar.

Fe mía (Pedro Salinas)

No me fío de la rosa
de papel,
tantas veces que la hice
yo con mis manos.
Ni me fío de la otra
rosa verdadera,
hija del sol y sazón,
la prometida del viento.
De ti que nunca te hice,
de ti que nunca te hicieron,
de ti me fío, redondo
seguro azar.

Tú escogiste el vestido de mamá. Era negro.

¡Desde profundos abismos, oye mi voz!

Volver al jardín por la tarde
abrazarte entre los arbustos
quemar la base
Y decir un dos tres por ti.

Fueron vasos de unicel unidos por cuerdas de caña, las subidas en bicicleta y las frentes raspadas.

Cierras los ojos y tragas de un bocado la hostia de tu linaje.

Nada entienden ellos de los vivos.

Empieza el show. Ya está listo. Te sientas para ser el público. Ahora puedes aplaudir.

Anhelabas ser como ella, relinchar en la tormenta, cruzar a nado los mares del continente.

Con hilos de oro
la muerte
no se echa de el sillón

"¿Y cómo desde ahí, desde ese borde, ese grito contenido, desde esa despeñada infancia se extiende un reino?"

Extiende la madeja umbilical. Busca el hueco en la cabeza de una aguja. ¿Quieres que te la cosa? Estiras los pies sobre la cama. Cósela para que me acompañe en la luz, porque en la oscuridad no la necesitas. Cose de una vez este saco desfundado. Lo precisas para jugar.

Muerte no contiene a los fantasmas, de los vivos.

Sara Camhaji

visualizar la voz del pensamiento.
pensar la imagen de la voz.
provocar al destino. jugar.
desde el azar, desde el suspiro.
entender la fuerza que enlaza
la imagen al nombre.
el nombre es una imagen.
la imagen es un verbo.
juega. nada es casualidad.
destino es juego.
todo es destino.

Este sitio es parte del proyecto"NO TOMES FOTOS DEL PAISAJE, TOMA RETRATOS, Y SI QUIERES, PON UNA VISTA DE FONDO", cuyo objeto creativo circunda el fenómeno de la memoria y su visualización conceptual. Así, Sara explora los diferentes lenguajes sobre los que la mente recarga su verdad y la forma en que construye nuestro mundo interior.
Acerca de
SARA CAMHAJI (Ciudad de México, 1986) es escritora, docente y mamá. Su trabajo es respuesta natural de las cosas que ha vivido y las dimensiones emocionales por las que, durante su vida, ha habitado. Narra y escribe desde que existe. La poesía —eje estructural de su búsqueda— ha generado en ella el desarrollo de nuevas formas discursivas, cuya cercanía con la realidad interior humana resultan encarnantes y muy apropiables por desgarradoras. Tiene una maestría en creación literaria, dos hijos y dos publicaciones liberadas; Maleza (Alboroto Ediciones, 2022) y el presente título. Algunos de sus poemas se han publicado en el periódico de poesía de la UNAM. Becaria en el 2017 por Asylum Arts y ganadora de la residencia artística The Peleh Fund en Berkeley, California para 2023. ¿Poesía narrada, narrativa poética? Sara escribe desde la voz de un archivo con vida propia, como el pensamiento de una máquina del tiempo, o desde la oscura sinceridad de quien no-sabía-que-tenía-que-vivir.
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